Por Maira Pérez.
El deseado primer encuentro de la cuarta edición de Proyecto Pierre llegó, y vimos “Un suspiro” de Teatro Lata Compañía de formas animadas y “El viento” de Boca de Gallo, al finalizar las obras tuvimos una charla con los titiriteros: Moira Gisela y Carlos Hernández y Carolina Tejeda.
Durante la charla, entre todos los integrantes de Proyecto Pierre hacemos preguntas a los titiriteros, abarcando las diversas partes de las obras. Un integrante preguntó por la dramaturgia, otro integrante preguntó por la iluminación, algún otro consultó sobre cómo fue el proceso de manejo del títere y sobre la nueva parte técnica, de cámara y planos, y principalmente sobre cuáles fueron las dificultades que se les presentaron al momento de filmar las obras.
También en la charla, hablamos sobre el tema del “encierro” durante el contexto de ASPO (aislamiento social preventivo y obligatorio), y cómo cambiaron nuestras formas de comunicarnos, en este caso de hacer una obra de teatro de objetos y filmarla por parte de los titiriteros y verla mediante un dispositivo, por parte de los espectadores.
Reflexionando un poco sobre tanta virtualidad impuesta, mediante plataformas como Meet o Zoom a cada vez más personas, incluso a niños para poder estudiar, pienso que la nueva cultura del aislamiento está instala ya hace bastante tiempo, y me pregunto: ¿el teatro en nuestro país se vio forzado a volverse virtual para subsistir y seguir creando y de manera precipitada? En realidad, necesitamos del encuentro humano, necesitamos del encuentro con el otro, y considero que eso mismo sucede en el teatro, ya que no hay otra ceremonia o ritual que lo reemplace. El encuentro con los otros es su corazón, y se vio afectado por esta pandemia, con el paso de los meses se llevaron adelante nuevas formas de adaptarse de manera acelerada, tanto por parte de los creadores de obras como de los espectadores.
Sentir el encierro y tratar de pensar en otra cosa, o entretenerse para dejar de lado la incertidumbre o la ansiedad, ese fue el punto principal que generó inspiración a la hora de crear según los titiriteros, esas ganas de expresar nacieron junto a esas emociones que estaban a flor de piel. Coincidimos en que también, como espectadores, sentimos la necesidad de estar en el teatro, de ver teatro de forma presencial, y que se extrañaba “el estar ahí”. Por mi parte, como integrante, tuve la sensación de estar en una butaca en mi propia casa y acompañada. Y en esta nueva edición con aún más entusiasmo, junto a un nuevo integrante en la familia. Para mi hijo Gael, de dos años, fue la primera vez que pudo ver una obra, a través de una pantalla. Y así vivimos ese ritual o ceremonia, en familia, y a través de una pantalla junto a los otros integrantes de Proyecto Pierre.
La charla con los titiriteros y otros integrantes de Pierre, luego de ver las obras, me hizo sentir un poquito ese “el estar ahí “del teatro, a pesar de la distancia física. Además, compartimos otro nuevo ritual familiar, una charla sobre las obras que vimos, preguntándonos qué otras obras y qué géneros veremos en próximos encuentros. Nuestro pequeño hijo, desde casa y mediante una pantalla, ya está creando su hábito de ir al teatro.
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