Llegas unos minutos antes de la hora convocada para la función, en esa antesala uno puede saber por dónde va el ritual del día. Si llegas y entras directamente, si da para charlar sobre el clima con alguien más que también espera y por orden de llegada haces fila o en fin, la dinámica que se haga de antesala de acuerdo a la propuesta. Y ahí estas, charlando del clima, de lo bien o mal que fue la semana y te interrumpe un tipo con un peinado de rulos muy antiguo, cuál gel en centro de la cabeza se junta y a las puntas no llegan, dejando que los rulos hagan su espesor. Un saco verde también de la misma época y unos mocasines que van a tono con todo lo anterior. Trae colgando estampitas, y cómo en la puerta de la iglesia de Luján te las empieza a vender. Ahora, lo interesante es que los santos son atípicos. Son santos no católicos, sino más bien paganos: "el santo de lxs gays" te dice, con una voz carraspeada de tanto pregonar para la venta y algún que otro puchito. Y con una colaboración la estampita es tuya. Cuando llega al primero de la fila este personaje, que ya entendés viene con el ritual, da sala al público. Entras a la sala y la disposición espacial es tipo "río", dónde el público contiene la escena de costa a costa. En un extremo del río una especie de altar lleno de flores y colores, lucecitas de navidad y velas de diferentes tamaños y cositas con brillos, en el centro una virgen. En principio no llego a dilucidar de qué santa se trata. Después de que terminó la función quise acercarme a ver con más precisión cada detalle del altar y encontré caracoles del mar, detalles y más detalles. Pero volviendo al espacio, y este personaje que aún no se presenta, toma asiento en uno de los lados de estas costas del río, en primera fila. Esto permite que algunos espectadores vean su rostro de frente, otros del contorno, otros pueden ver la parte de atrás de su cabeza y están quienes, por su cercanía, ven en detalle cada parte del rostro. Y ahí sentadito, mueve las manos al ritmo del cuento, como si con ellas gesticulara. Además, sus manos sostienen un bolso de cuero marrón, a tono con la época de todo su atuendo anteriormente descrito. Con seguridad lo apoya arriba de sus piernas y no lo suelta, aunque se levante de la silla, se desplace y vuelva. Este recorrido lo hace más de una vez en la espera en la que está, seguimos sin saber quién es pero ahora sabemos que él: espera. Y que a partir de ahora la misma acción tenemos los aquí convocados, estamos todes a la espera de que un profesional nos atienda, ya sea un doctor o el sacerdote. Y nos urge la bendición. Para hablar sobre la interpretación de este personaje la espera es risa asegurada, nunca perdés la atención. Él interpela al público con preguntas raras, nos reímos de su elocuencia, es simpático, un charlatán y ya nos agarro a todos para su monólogo. Es un personaje conocido, son como esas personas que hablan con extraños buscan una complicidad, alguien que frecuenta espacios públicos, cómo en esta iglesia o sala de espera de la guardia hospitalaria. Cuestión que de repente, en un delirio de extrañamiento, entre anécdotas nos encontramos hablando de Lady Di y su visita a Comodoro Rivadavia, dónde el personaje llegó a verla y casi tocarla. A través de un proyector podemos ver las fotos, que por cierto, va narrando de manera cómica. Imposible no reír. Y llega el momento del bolso, el tan sostenido bolso. De él sale un cuaderno, su diario íntimo. Sigue narrando momentos anecdóticos y cómo él se convirtió en sirena. La transformación: saca del bolso unas botas doradas de taco, en cuero y con calzas engominada de brillos dorados, desfila y baila. Baila como si fuera el último baile. Además, se desprenden unas aletas doradas, parece una sirena. La obra avanza, las anécdotas intrahospitalarias van y vienen, la historia de una persona sometida a la cirugía constante y una sala de espera trae consigo a la guardiana del mar Yemanyá. Este personaje le reza a ella, al mar, a la vida, que le den otra oportunidad. Y cuando parecía que la obra tenía una línea y sólo veríamos a este personaje lamentarse ante su desdicha, pum! Aparece una enfermera drag. Una enfermera de pelo rojo fuego, grandes y entonadas cejas, labios rojos y una tes bien blanca. Un típico atuendo de enferma de los 80', medias blancas y tacos finos. Me remitió a la estética que lleva protagonista de la serie "Ratched". Está enferma sólo hace shhh, no lleva consigo texto pero su acción es muy importante. Trae consigo una realidad paralela, un tiempo de ensueño que sólo se puede vive en agonía. Primero la enferma trae la medicación, luego entra con esas varas altas que se usan para el suero pero en vez de traer la bolsita de suero trae un antiguo vestido blanco, con el que luego bailaron el vals. La enferma le cumple el sueño de sus 15, rememoran y visualizan ese momento y el público pasamos a ser invitados de la fiesta, el personaje ve en una espectadora a la tía que hizo la ensalada, al tío que toma, al primo bailarín, todos reímos pero aquí la parte emotiva, dónde ves la anestesia del suero hacer efecto. Elton John de fondo, él llora mientras baila el vals con su enfermera drag y toda su vida por delante. Todos lloramos con él. Grita, nos sobresalta. ¡Ya llegó! Sigue emocionado. Gracias Virgencita! Aplausos de pie. Realmente quiero destacar el gran trabajo de imagen que está a cargo de Actitud Pandora, es un detallismo de la imagen, desde los vestuarios, los maquillajes, la escenografía. También resaltar el trabajo dramaturgico y directoral de Silvia Araujo, es una propuesta muy divertida, intrigante, emocionante, altamente recomendable. Pasas por muchas emociones y sentidos. Y por último, en la operación y técnica lumínica de Esteban Sierra.
Ficha técnica
ACTORES: ALFARO VALENTE GONZALO DATO DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: SILVIA ARAÚJO TEXTOS: MARGARITA NAVARRO PATRICIA SOTO GIMÉNEZ BERNARDO DURAND SILVIA ARAÚJO ASISTENCIA TÉCNICA: ESTEBAN SIERRA VESTUARIO: ACTITUD PANDORA MÚSICA: VOCES DE TRIBU FOTOGRAFÍA: DMITRY IVANOV DISEÑO GRÁFICO: SANTIAGO KAMERBEEK TRAILER: ROXANA RUBILAR Este texto fue producido en el marco de la materia Crítica de las Artes Escénicas. UNRN. Sede Andina.