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Foto del escritorEscénicas Fsoc

19° Festival Internacional de Artes Escénicas. Bahía Teatro. Por Mónica Berman.


Esto no es una cobertura del festival porque para que lo fuera debería haber estado ahí desde el principio y hasta el final. Es por lo tanto un recorte, una mirada parcial y acotada de una totalidad. Lo sé porque el tiempo que permanecí allí fue tan potente que comprendo la incompletitud de la perspectiva.

El  festival se inició el 4 de mayo y cobijó  desde propuestas en/para la calle, en el Teatro Municipal, en una escuela, en salas del circuito independiente e incluso en el  Polideportivo Municipal del Norte. Variedad de espacios conlleva públicos, dramaturgias, propuestas estéticas diversas.


Fuerza atómica con dramaturgia de Cristian Palacios y dirección suya y de Juan Manuel Caputo y con elenco de Bahía Blanca se presentó en el Polideportivo. ¿Se presentó? No, el verbo no es adecuado en lo absoluto, Lo tomó, lo ocupó, lo sacudió. 

Fuerza atómica podría describirse (y toda descripción queda pequeña) como el encuentro entre luchadores/as de catch (esto quedó redundante). Hay lucha libre pero lo que se pone en juego en el ring (sí, había ring de verdad, de verdad) eran posiciones científicas entre sí, o científicas y anticientíficas. Bueno, no eran posiciones en abstracto sino representadas por intérpretes maravillosamente caracterizados que, podemos decir, defendían a golpes de puño (falsos como corresponde al género) y golpes de palabra sus respectivos argumentos. Había presentadores que enmarcaban brevemente biografías o datos básicos para conjugar el entretenimiento con el conocimiento, esos que tantas veces parecen llevarse tan mal.. Entonces, en el corear un nombre, o en el sorprenderse con algún acontecimiento se puede abrir la puerta a la curiosidad, con la seducción de teatro físico, la acrobacia y la música que insiste en ser fuerza.

Fausto y criollo es una versión alucinante del Fausto de Estanislao del Campo. Versión de versión. No solo el intérprete tiene una capacidad de meterse a la platea en el bolsillo, interpelándola de manera directa o indirecta sino que el trabajo con el espacio y con los objetos, específicamente con la mutación de ambos: para contar la clásica historia -probablemente conocida por la mayoría- juega la sorpresa en las transformaciones de la escena y, a la vez, en la acumulacion de personajes de los que se hace cargo de manera magistral. A priori podría decirse que con pocos elementos hace mucho. Pero no. Son muchos los elementos en términos de recursos y de lucidez, los que se ponen en juego.

Pero además de obras el festival es la gente que va a buscar a otra gente, la recibe, la invita, la hace sentir como en su casa. Son los  que te cuentan cómo es el movimiento teatral en Bahía Blanca. Y te relatan las historias de las salas y de quienes las habitan.

El festival es llegar a una escuela y levantar las mesas, reacomodar las sillas, armar una sala en un comedor, es colocar las luces -que se fueron a buscar previamente- es postular un tiempo otro en la vida cotidiana.También es Uala y Fosi en un viaje inesperado, una propuesta de títeres que es profundamente poética, tanto en su aspecto verbal como visual, y que interpela metafóricamente los sueños (y la imposibilidad de soñar) de los más pequeños, y es, además, un hermoso canto a la amistad.

El festival es también desarmar todo cuando los niños se van. Y bajar las mesas apiladas-al menos algunas- para que los más chiquitos tengan tiempo de merendar. Y es la sorpresa de los niños que entran y ven a las actrices sin vestuario y sin caracterización y oscilan entre creer que son y que no son las mismas.

El festival es también la charla en los tiempos de espera. Y el mate y las comidas.







Y es Las soñadoras una obra que parafraseando su título es un sueño. Una serie de mujeres de diferentes épocas que se atrevieron a “soñar despiertas” a vivir una realidad que parecía prohibida e imposible.Y a despertarse, en más de una ocasión, con el castigo de su comunidad y de su tiempo. Eso, en términos temáticos. Pero los recursos escénicos que se ponen en juego para contar esas historias son variados, bellos, diversos, sorprendentes… y sí, responden a lo que se cuenta, aquello que en su contexto es del orden de lo inesperado. En una combinación equitativa entre lo racional y lo emocional- se derive en sonrisa o en lágrima, o en nudo en la garganta- Esto por supuesto, es un comentario pobre e incompleto de lo disfrutado.

El festival es irse sabiendo que se quedan trabajando, atentos y atentas a los próximos que llegan, a las nuevas obras, a las charlas.

El festival es, sin duda, un gesto colectivo de resistencia. 





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