Por Ludmila V. Botta
El Festival Internacional de Buenos Aires presentó al Macbeth de Alessandro Serra en el Teatro Coliseo. Una puesta para dejarse atravesar por lo creativo y musical.
Ocho hombres hablando en sardo, gritando y permaneciendo en silencio interpretan esta tragedia con materiales toscos como la madera, el metal, la piedra y la tierra. El polvo levantado por las brujas barbudas, por los cerdos y hasta por el mismo Macbettu espesa el aire de la misma manera que se condesa la tensión en la sala. Con impronta de burtalidad mezcla lo Shakespereano con lo barbárico del carnaval. Recupera los mismos sentimientos de Macbeth pero basado en experiencias que el director ha recogido de los carnavales de Barbaricini donde los hombres visten máscaras y se enfrentan cara a cara.
La puesta trabaja con sonidos metálicos y silencios. Profundos, prolongados y hasta desgarradores silencios. Desde que da inicio la obra la oscuridad crece hasta convierte en una penumbra que invade al espectador. Lo mismo sucede con los sonidos, los golpes metálicos, perfectamente orquestados, van subiendo su volumen en los primeros minutos de la obra atravesando al espectador, lo dejan en estado de alerta para sumergirlo en el mundo de Macbettu. Estos sonidos componen un universo de locura y traición del cual no se puede escapar. La sobredosis de silencios pone inquieto al espectador que se mueve en la butacas y tose para cortar (o poder afrontar un poco mejor) la tensión.
Una de las escenas que más fuerza genera es la de los cerdos antes de la muerte del rey Duncan, seis hombres con el torso desnudo corren en cuatro patas hambrientos al centro del escenario donde hay un cuenco gigante. Patean, corren, gritan, gruñen y levantan polvo como una sinfonía que anhela desesperadamente calma. Ellos son bañados por una copa con sangre que cae sobre sus cabezas con gran intensidad y frenesí.
La obra es una maravilla orquestada de penumbra que resulta trágica y fascinante a la vez. Cada objeto desde las piedras, el corcho, los cencerros, la madera, el gran palo de lluvia rectángular que se hace girar para provocar una cascáda de sonidos, los vestidos negros y los pañuelos en la cabeza, máscaras theriomorfas, el constante juego de luces y sombras sobre Macbettu y su esposa construyen un espacio escénico único y provocador en el que la compañía teatroPersona se mueve como cerdo en el chiquero.
Ficha Artística:
Autoría, dirección, escenario, luces y vestuario: Alessandro Serra / Traducción: Giovanni Carroni / Intérpretes: Marco Mazza, Andrea Bartolomeo, Leonardo Capuano, Giovanni Carroni, Andrea Carroni, Maurizio Giordo, Stefano Mereu, Felice Montervino / Asesoría de movimiento: Chiara Michelini / Management Internacional: Aldo Grompone / Producción: Sardegna Teatro, Compagnia Teatropersona
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